Obra excelente: gran fotografía en medio. Buena obra: fotografía pequeña a la izquierda. Obra regular: fotografía pequeña a la derecha. Obra mala: sin fotografía
domingo, 16 de septiembre de 2007
Stalker, de Andrei Tarkovsky
Stalker es una película que sólo se entiende si el pensamiento político del espectador es actual.
El español medio tiene el gusto cinematográfico de un presidiario en una cárcel de alta seguridad yankee: acción, tiros y John Ford. Por supuesto, no vamos a intentar enderezarle el gusto. El buen cine, el cine europeo, el cine socialista, el cine con apoyo estatal, podría destruir la vida de uno de esos presidiarios. Las cosas a veces están bien como están. Lo que queremos es, simple y llanamente, y aunque estemos muy hartos de los integrados hasta el cuello en la cultura de masas, ocuparnos del buen cine, de un arte que es la mejor medida que poseemos actualmente de la cultura de un pueblo, porque una buena película necesita el apoyo de todo un pueblo. "Stalker", de Tarkovski, es el mejor test para saber si la cultura política de alguien está al día o no. Nos vamos, pues, a ocupar de un arte que, lo queramos o no (y hay buenas razones para no quererlo), nos influye casi sin que nos demos cuenta. (Chaplin ha influido hasta en el boxeo. El golpe del boxeador que se regodea, haciendo el molinillo y luego alargando el brazo hasta llegar al adversario es de él.) Éstas son pues nuestras buenas o malas intenciones. Y en cuanto podamos, pondremos publicidad.
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