viernes, 14 de septiembre de 2007

La hamaca paraguaya, de Paz Encina


UN FENÓMENO INTERESANTE.
Vivimos en un mundo en el que nos sobra, literalmente, de todo. No es por tanto de extrañar que se desarrollara y se desarrollen hoy géneros de cine-teatro povera que prescindan de todo lo innecesario y nos disciplinen en la austeridad.
Una de las características de este cine “povera” es, además de su sencillez y del hecho de que hace de la necesidad, virtud, su actualidad. Está hablando del mundo en que vivimos ya que, por su propia forma, se opone tan furiosamente -más bien firmemente, pero silenciosamente- a él. “La hamaca paraguaya” es también una vuelta al cine primitivo, o más bien a lo sencillo y primitivo, a la cámara fija. Repite encuadres y series de encuadres (no hay nada más simple que la simetría): ambos en la hamaca, cielo, él, ella, ambos en la hamaca, cielo, él, ella…
La narración está llevada a la mínima expresión. Un hijo que no vuelve de la guerra y los monólogos -siempre son monólogos interiores (nunca se sabe si son recuerdos, si la narración transcurre en presente o no)- de los padres. Una perra que ladra y hace corpóreo el dolor de la madre y el espíritu del hijo, un cielo desenfocado y siempre lejano, que no pueden ni ver con claridad y que pasa de largo, como pasa de largo la vida del hijo y como quizá esté pasando de largo -¡gracias a Dios, habría que decir, si aún ven estas películas!- la globalización por el Paraguay o por El Chaco.
Los diálogos son breves y contundentes y la fatalidad, de la lluvia que no llega, del hijo que no viene, de la perra que no calla, del calor… es también una vuelta a los orígenes griegos de la tragedia. Truena sin cesar, pero no llueve.
Por mucho que la puesta en escena y la dirección sea primitiva, hay detalles emocionantes, como que se nos hurten los primeros planos hasta que conozcamos mejor el drama de los protagonistas –algo propio de Visconti, en Ossesione, por ejemplo-, con la consiguiente explosión de emotividad al presenciar la unión de forma y contenido con una trama tan triste.
Austeridad pues en los tiros de cámara –vuelta los Lumiere-, austeridad dramática –es un esbozo de una tragedia-, austeridad de montaje -ciñéndose a una serie simétrica y simple.
Con esta película no se ha abierto ningún camino nuevo, sino que se han recuperado caminos viejos, lo que viene a ser algo parecido. Y no vayan diciendo por ahí que se ha conseguido retratar la esperanza o la desesperanza, lo más importante es que se ha conseguido hacer una película barata pero efectiva, una película pobre. Y recuerden que que no pase nada es, salvo en las películas francesas, una comodidad.

2 comentarios:

elhombredeltiempo dijo...

Vaya coñazo de película.

Unknown dijo...

¿Qué significa stalkerfilm?

sansil