jueves, 7 de febrero de 2008

4 meses, 3 semanas, 2 dias, de Cristian Mungiu


EL INFIERNO A LA VUELTA DE LA ESQUINA
En Divinas palabras se lee: "Compadre Miau - Tocante al crío, pasando de noche por alguna villa, convendría soltarlo." Poca Pena - "¡Casta de mal padre!" Miau - "Pon que no lo sea." Poca Pena - "Tú mismo eres a titularte de cabra.", etc. El aborto -un escenario también muy begmaniano, muy existencialista-, pero en este caso con el interesado más crecidito, como le correspondía al rancio y genial gallego. Y lo mismo hoy, pero ahora aséptico, científico, narcótico, tan aséptico que muchas jóvenas pueden después leer Divinas palabras para salir de la convalecencia. Pero eso va por familias, no se puede generalizar. Unas abortan como quien se quita un padrastro y a otras les marea el olor del cloroformo para toda la vida.

Hemingway, en Colinas como elefantes blancos, tiene una conversación similar con Martha Gelhorn, haciendo él del Compadre Miau, sin darse mucha cuenta. Quizá fuera anticlericalismo yankee del que casi no queda, quizá el aborto fuera una pose intelectual, como el Moleskine, quizá es que pensara que el aborto era el San Fermín de las mujeres, cuando no corren San Fermín. Además, no exageremos, que quien más quien menos ha abortado hoy.

El aborto, líquidos azules que matan, la leche en polvo que al final va para los gatos, el abortado, con enemigos por todas partes. Los perros, los infinitos perros de Bucarest, también son enemigos del nasciturus. El aborto visto desde todos los puntos de vista menos el del interesado, que ahí no se puede meter una cámara o casi no, que un buen director lo intenta todo y hay un tiro de cámara que casi lo coge.

La película, rumana, pertenece a una serie con el irónico título de "Cuentos de la edad de oro", pero más que a Hesíodo parece que va a pasar revista al comunismo, sin bandazos ideológicos e injustos de ninguna clase, retratando toda la solidaridad (el dinero no valía nada) y la desidia de la época. En primer lugar, la pelicula, armada sobre un trípode incierto pero bien colocado para captar la psicología de los personajes, se hace con un realismo y una fenomenología que funcionan, lo que ya es decir mucho, y después es un placer dar la bienvenida a los rumanos, decir sí a Rumanía.

La película, los perros, los cigarrillos, los coches, no quiero destripar nada, pero la pantalla se llena de reminiscencias para ir dibujando un discreto infierno, el infierno de un problema. ¡Carajo! ¡Lo que estoy diciendo! ¡Que también se puede hacer cine con "una problemática"! Debe ser que el infierno está en el barrio, a la vuelta de la esquina. "Lo más seguro es que el fin del mundo sea una esquina", decía Cela. Hay mujeres que llevan la muerte en el útero; Bukowski llevaba la muerte en un bolsillo, de vez en cuando la sacaba y hablaba con ella, etc.

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