lunes, 1 de diciembre de 2008
Nazismo p.c.
LA OLA, de Dennis Gansel
Después de una larga época de barbecho arriba, llega, viene "La ola" de Dennis Gansel, una película que trasvasa -de forma un poco injustificada- un experimento social y pedagógico estadounidense a la Alemania actual.
De forma injustificada porque, conocido ya el fascismo alemán, estaría bien ver qué caracteres tiene el fascismo norteamericano y porque la caracterización de este fascismo americano hubiera sido una prueba de fuego para conocer de una vez la ideología de un guionista esquivo. Pues el fascismo norteamericano no podría ser jamás como el continental, esto no lo digo yo, lo dice Phillip Roth, que escribió una novela sobre el asunto, y enseñar lo que es el fascismo -ojo, el europeo- a un yankee sería tan difícil como describirle una catedral europea, una gran catedral invertida, a un ciego (Carver).
El telefilm se queda desgraciadamente en una fenomenología ambigua y cursi acerca del fascismo retratada por uno de esos pedagogos que creen que detrás de una clase con las mesas en fila se esconde Goebbels. El fascismo se refleja así como reacción contra la liberalidad o el libertinaje, nunca contra el liberalismo (Hayek), lo que sería más atinado y arriesgado. Además de que no estoy muy seguro de que la disciplina escolar influya tanto. Estas caricaturas del fascismo no ayudan mientras el socialismo se enseñorea en el mundo y los Estados crecen y crecen por nuestro bien aunque no se lo haya pedido nadie.
Uno cree más bien -contra la película- que el fascismo arraiga en los chicos porque no es sino la enfermedad juvenil del hombre. (Véase Jarhead, de Sam Mendes, que no es fascista, es juvenil y nada más, pero cuesta distinguirlo.)
¿Quién no ha pensado cuando le explicaron de joven, qué sé yo, la teoría de la justicia de Rawls que a ésta le faltaba algo? "Sí, coño, la fuerza. Eso es lo que le falta." Y eso es el fascismo.
Pero la película empieza siendo alemana y permanece alemana hasta el final. Los alemanes no pueden concebir que el modo continental de hacer filosofía -su modo de hacer filosofía- haya tenido algo que ver en lo de 1940-45. (Piensan que con la reforma de la educación en el período de posguerra -copiada de EE.UU.- ha sido suficiente.) Hay una regla fija en las mentes de los hombres: ninguna sociedad se critica a sí misma, ninguna sociedad se ríe de sí misma, sino a través de sus propias categorías.
En una escena de la película los chicos salen de copas y el director aprovecha para meter inopinadamente imágenes subliminales con cruces gamadas y otros símbolos del fascismo. Un intento desesperado por explicarlo.
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