Acerca de ESTÓMAGO, de Marcos Jorge
Estómago no es otra cosa que un guión previsible y mal escrito que halaga a cada uno de los países que participan en la coproducción. Lo que nos faltaba es que, una vez que el cine nacional sirve fielmente a los partidos que lo financian, el internacional organice product placements que hablen de las bondades de los productos de la tierra de los que han puesto el dinero.
La película deja un infalible sabor a decadencia: Juega a documental, pero carece de fuerza reivindicativa, es una comedia carcelaria, si es que hay algo más triste, y además utiliza ideas manidas como la conexión entre sexo y comida que ya plasmó, por ejemplo, Roland Topor en su abecedario.
Pero volvamos a la decadencia. Decadencia del cine brasileño que, por lo menos a juzgar por lo poco que ha llegado aquí, (Carandiru, Tropa de élite), no le llega a la suela de los zapatos a la antigua argentino-brasileña El beso de la mujer araña. Y decadencia de la Seminci de Valladolid (el único festival que quedaba a nivel nacional) que, cómo no, ha premiado este "Estómago". No haremos juegos de palabras de mal gusto con el título, pero sí se podría hacer un poema.
Porque la Seminci ha premiado, por ejemplo, con anterioridad a:
El niño salvaje,
Los comulgantes,
El manantial de la doncella,
El dulce porvenir,
Luis II de Baviera,
La ley del silencio,
El que debe morir,
Y el séptimo sello.
jueves, 25 de diciembre de 2008
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