viernes, 7 de marzo de 2008

Afganistan y el arte


La filosofía puede que no sea tan poliédrica como queremos nosotros o como quería Nietzsche, pero el arte a buen seguro sí que lo es. El arte es un poliedro del que sólo vemos una cara y los genios nos enseñan la cara escondida, la que, por razones obvias, no queremos ver, situándose más allá de polémicas, esto es, de Orientalismos o de Occidentalismos. Ése es su deber, si no quieren morir sepultos, lapidados por lo políticamente correcto y por una enorme masa de falsísima materia gris.

Y uno se pregunta: ¿Si el arte es poliédrico, si como decía Nietzsche la voluntad de sistema es una inmoralidad, si la universalidad le hace el trabajo fácil a todo el mundo, a los débiles de alma, a los pobres de alma, si la generalidad es pecado para esa mezcla de César y Cristo, de sabio y de amante que es el Superhombre, que es el artista, por qué no vemos la otra cara de Oriente ni siquiera desde un Occidente en plena crisis?

Lo único que hacemos es retratarles con una ética ya sabida, relamida, lo único que hacemos es halagarnos y mirar repugnantemente de reojo a las lapidaciones, a las tablas del alfabeto ajadas y rotas y a oir un par de veces "por el amor de Dios", que ya no se oye. Como los misioneros que se emocionan con los juguetes primitivos de los miserables. Pero nada más.

¿Y cuál es la razón de esta multiplicación de nuestra propia figura en todos los espejos? ¿Cuál es la razón de que sólo nos veamos a nosotros mismos cuando les miramos a ellos? Tenemos miedo. Miedo de no tener ya nada que exportar. Miedo de perder la guerra.
Mientras tanto lo que hacemos es volcar sobre los generales vencedores una cascada de mierda y confetti prematuro. Y así estaremos hasta que venga Un Artista a retratar la difícil belleza y la calma de Afganistán. Sí, hasta que venga a retratar su espiritualidad. La espiritualidad de los afganos, de los libaneses, de los árabes, de los turcos y de los marroquíes.

1 comentario:

krisish dijo...

Yo me reconozco por desgracia entre esa enorme masa lapidada por lo políticamente correcto y con esa ética postiza de la que es difícil librarse. Yo lo intento.
Aprender a ver y a mirar, a leer, a escuchar... es tan difícil.
Iban siempre haciéndome reflexionar, gracias.
Este fin de semana veré Buda explotó por vergüenza.
Un abrazo de Cris.

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