martes, 27 de noviembre de 2007

Los niños

Los niños te hacen preguntas sin cesar, se mean en la cama y son lo más parecido que hay al vacío en cuanto a experiencia se refiere. Son la tabula rasa. No saben gran cosa y lo poco que saben se les olvida. Tampoco guían a nadie y no son ejemplo de nada. Mamá les quiere, pero ellos sólo quieren a su hámster. Si viven en USA, su país les da armas con las que volarse la cabeza, les pincha heroína a partir de los once años y los deja solos en casa porque papá y mamá trabajan todo el día. Se diría que su país los odia. Pero los productores de Hollywood los adoran.
Acabo de ver La sombra del reino -unos créditos impresionantes, los mejores desde Casino, pero luego nada de nada- y cuento hasta cinco juniors: el niño terrorista, el niño-primer mundo, el niño-príncipe Felipe, el niño negro y el niño huérfano. Veo niños jugando, corriendo, llorando, matando, niños odiando y niños perdonando, pero ninguna explicación para tanto niño.
Se me antoja que los niños de los USA son mensajeros o receptores de ondas que nosotros los suizos, los franceses, los expañoles, no captamos. Quizá es que allí tienen aura o quizá es la corona que regalan en McDonalds. Lo que es seguro es que no deben conocer al especimen de niño que pega y da a la altura de la entrepierna, a su altura.
Los niños tienen una inocencia envasada al vacío que es lo que debe atraer a tanto yankee. Los yankees, no lo sabíamos, no son violentos porque sí, son violentos por los niños y a veces tienen que gasear o bombardear niños para salvarlos de otros niños y volverlos a adoptar en silla de ruedas hasta convertirlos en auténticos Huckleberry Finns, que es cuando el proceso se cierra y se clausura sobre sí mismo. ¿Por qué les fascinarán tanto sus niños, que no son ningún modelo de precocidad? ¿Qué les pasará a los yankees con esos pequeños puritanos?
Los yankees tienen mucho militar, eso ya se sabe, pero no son una sociedad militarizada, esto también se debería de saber. Salvo si se lo pide un niño. Cuando un niño huérfano hace el saludo a la bandera de ellos, ya puedes echarte a temblar y ya puede Ben Laden poner la barba a remojar.
Olvido hace una tesis sobre un tema muy complicado, pero más le valdría escribir un libro para niños.

2 comentarios:

bolboreta dijo...

Los niños son como un campo fértil presto para ser sembrado. La responsabilidad de la elección de las semillas es nuestra.
Saludos.

Olvido A. dijo...

Tomo nota del consejo. Aunque no has hablado de los niños/siniestros que salen en las pelis de terror americanas. Es otro lado espectral de la infancia...
Un abrazo grande.
Pd. Recuerda que nos debes una visita a la capital del reino