viernes, 4 de julio de 2008
Retrato de la ultima frontera
LA ESTRELLA AUSENTE, de Gianni Amelio
Si hay algo bonito es el arranque de La caída de los dioses (me refiero a la película de Visconti, no a la de Wilder, cuyo comienzo además fue censurado por él mismo, así que vaya lo uno por lo otro) en la que el director italiano retrata toda la belleza del mundo del trabajo –un alto horno- con esa sensibilidad de alguien a quien le horroriza el trabajo.
Otro genio retratista del mundo del trabajo y su influencia sobre el homo faber ha sido Antonioni, en El desierto rojo, por ejemplo.
Gianni Amelio ha cogido todas estas referencias y ha hecho una película muy salvable y ecuánime acerca de la última frontera, acerca de ese enigma que es la China. Y no nos extraña nada que, con estos maestros, sea un italiano el que haya llevado a buen fin una de las grandes películas acerca de la modernización de aquel país: paisajes áridos para los sentimientos, a lo Stromboli, niños y bicicletas para los momentos alegres, el mejor McGuffin en mucho tiempo (que incluso se lo perdonamos) para la trama principal... Y una China que huele a tiendas de campaña del Oeste, a caravana, a optimismo, a lo que dicen los chinos que huele. Ellos sabrán.
La película exprime cada plano. Cada camión aparece cuando tiene que aparecer. Cada carricoche aporta toda la expresividad que el guión necesita. La producción no es de extrañar que sea de un De Laurentiis. Los planos están llenos de esos trucos visuales, de esos trampantojos italianos que demuestran que todo es un juego, que rompen la transparencia y te hacen sonreír. Y uno sale del cine con la esperanza parcialmente recuperada y pensando que La estrella ausente es una buena película europea, la primera desde que comenzó la "era de los obituarios".
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