
YO SERVÍ AL REY DE INGLATERRA, de Jirí Menzel
Conviene ser sinceros. No he leído nada de Bohumil Hrabal, pero sí recuerdo que fue él -el autor de la novela en que se basa esta comedia- el que le dio la bienvenida a Clinton en Praga en su cervecería favorita diciéndole que "sólo" llevaban esperándole 50 años. Esto da una idea de la catadura del personaje. ¿Se puede esperar a cualquiera de los Clinton siquiera 5 minutos? Resulta indignante. Ningún autor del núcleo duro del samizdat hubiera dado la bienvenida a Clinton así, moviendo la cola como un perro zalamero. La verdad es que ningún autor del samizdat le hubiera dado ninguna bienvenida a alguien como Clinton (al que además las circunstancias y sólo las circunstancias ya daban la bienvenida). Hrabal se retrató.
Y así, Yo serví al rey de Inglaterra arranca con fuerza, pareciendo ser un compendio muy consecuente de todo lo que más jode a los comunistas: aprovechar las potencialidades del cuerpo, el dinero, la comida y el sexo, todo ello mediante un realismo mágico muy agradable, ratos de slapstick y guiños a Chaplin (como me indica Eduardo). Pero cuando llega el comunismo, Hrabal se baja del tren y aún mucho antes convierte la película en un manual de historia checa y hace que la crítica al régimen sea imposible. Nadie nunca ha podido criticar a los comunistas desde dentro. O se estaba fuera -como lo estaba el samizdat- o no se criticaba nada.
Al final, el director sirve una austera comida al espectador (una comida comunista) que se supone que ambos han de acoger al menos con una media sonrisa. Y éste era el disidente.
Auden, como dijo Brodsky, expresó muy bien lo que era vivir bajo el comunismo. Escribió: "... they lost their pride/And died as men before their bodies died." Perdieron su orgullo/y murieron como hombres antes de morir sus cuerpos. ¿Le pasó a Hrabal?