jueves, 10 de enero de 2008

Halloween, de Rob Zombie


POR ACUMULACIÓN
Después de las dos magníficas partes de La casa de los mil cadáveres esperábamos algo más de esta nueva película de terror de Rob Zombie. Pero el director gótico-rockero se ha dejado por el camino el reflexivo uso que hacía del vídeo, elevándolo a un rango de realidad superior al del celuloide, se ha olvidado del sadismo, ha intercalado unas pocas y anodinas imágenes de televisión y añadiendo además un subtexto erróneo, ha perdido toda su fuerza. Como si le hubieran cortado la melena. Como si nos hubieran castigado sin el culo sadomaso de su magnífica parienta, Sheri Moon, en definitiva.
El caso del vídeo es paradigmático. De denunciar y desvelar el subtexto real de la película en La casa de los mil cadáveres ha pasado, mediante una proyección, a estar-ahí-por los recuerdos insulsos de una familia media americana. Como en Aquellos maravillosos años.
Con el uso de la televisión, que antaño denunciaba la violencia con la que nos bombardean, ha ocurrido algo similar.
El subtexto, decíamos, también debía haber sido más atrevido. Por poner un ejemplo, La semilla del diablo tenía un subtexto -el del hijo de una familia progre, si no recuerdo mal, que nace diabólico- mucho más potente y a lo André Gide, quien también reflexionó sobre estas cosas: que la virtud no se aprende. Eso hubiera sido más interesante.
¿Qué se puede salvar del naufragio? Salvemos, por salvar algo, la aparente obsesión de Zombie por la casa, el escenario real de tantos casos de asesinatos en serie. La casa del pobre, en el caso del terror americano. La piscina vacía del perdedor.
En conclusión, una película que funciona sólo por acumulación de cadáveres, como Cosecha roja de Dashiell Hammett. Pero son demasiados los muertos hasta que consigue expandir por fin el olor del miedo por la sala.

1 comentario:

bolboreta dijo...

¿Has visto American gangster?
Estas Navidades no me ha preocupado el colesterol sino el dichoso virus que no me ha dejado comer las uvas. ¿Significará algo esta ruptura de la tradición? Ya me enteraré.
Biquiños.