viernes, 10 de julio de 2009

La Catalunya profunda


TRES DIES AMB LA FAMÍLIA, de MAR COLL

He ido al cine con ganas de meterme con el Doctor Aarón Rodríguez (¡no pierdas jamás el título ni te olvides del escalafón!, intégralo en tu firma) por eso de que ridiculizar a los amigos es uno de los placeres de la vida, que decía el cabrón de Nietzsche. Para ello confiaba en entrar a Aarón por donde más falla, que es por el folletín bergmaniano y los sentimientos y además contaba con que esta película que defiende en su blog (Creadores de imágenes) fuera una catalanada tan sutil como las faldas de mucho vuelo que en su día se manufacturaban en Terrasa (cuando allí había industria).

Pero nada de lo uno ni de lo otro. Mar Coll ha retratado la Catalunya profunda, que también existe, y eso, más allá del retrato familiar, me ha resultado lo más interesante de la película: la masía, el hereu, el dinero y la familia.

Lo que es sorprendente es que le hayan dado un premio al guión. Supongo que el jurado habrá leído sólo las lágrimas y no ha leído del todo el esquivo y subversivo guión soterrado de Mar Coll.

El capitalismo puede destruir la familia aún más que ningún otro sistema. Ya ha cambiado la familia extensa por la nuclear y ahora va a por la nuclear. La defensa de la familia es tan hipócrita como la de la naturaleza o eso que llaman "medio ambiente".

La película no es masiva, sino ligera, suave, femenina -las mujeres no son un ataque masivo (hoy)- y eso hace que se haga un poco más pequeña cuando se sale de la sala. Pero no nos engañemos: está dirigida a la perfección y con un gusto exquisito. Los encuadres, el montaje y el ritmo lento son siempre los que deben ser. Aunque quizá, ¡ay!, es demasiado redonda y cerrada para mi gusto.

Mar Coll ha rodado una Gritos y susurros (ojo por ejemplo con la sirvienta) catalana con menos rojo, algo más de ironía y también más barata, con menos pela. Que le den más dinero, que lo agradecerá.

1 comentario:

Aarón dijo...

Como dicen en mi pueblo cuando están de acuerdo con algo: "...y además, de verdad". Te confieso que yo fui al cine atraído por la promesa del folletín/boletín parroquial bergmaniano, la descomposición de la familia y lo del marido y la mujer pegándose ostias o volviéndose locos, que a mi es lo que me gusta. Y lo que me encontré, como bien comentas, tiene que ver pero no tiene que ver.
Lo acojonante de esta cinta es que no necesita de las escenas gritadas que rodaba Bergman, de esos momentos tan obvios de angustia y soledad y vacío que casi rozaban el absurdo (el peor Bergman, yo creo, es el obvio). En esta cinta un tipo comenta de pasada el tamaño de una esquela y te queda claro hasta qué punto se nos ha jodido el panorama. Yo salí deslumbrado por ese uso de la narrativa sencilla: los periódicos colocados metódicamente, el gordo que se sirve varias veces de comer, el hijo que se arrodilla en la iglesia cuando el padre se arrodilla. Osti tu... y además, de verdad.
Yo creo que la peli no habla tanto de la burguesía catalana como de la burguesía española en general. En mi familia de burguesía mediabaja no tenemos masía pero medimos el tamaño de las esquelas y tenemos una prima que iba para hippie francesa y acabó de jefa de RRHH. Hasta tenemos un par de tarántulas non-gratas (ojalá yo sea una de ellas) que se dedican a cosas rarunas y que acuden a las celebraciones a montarla.
La cabrona de la Coll se ha sacado un peliculón de la manga de tres pares. A ver si con un poco de suerte le dejan seguir haciendo cine, porque la puede montar muy gorda.